Durante los meses de abril, mayo y junio y con motivo de la exposición “Madrid, ciudad educadora. Memoria de la Escuela Pública (1898/1938)” se ha llevado a cabo un programa de visitas escolares a la exposición con grupos de Educación Primaria. Los centros que han participado en ellas son algunas de las 41 escuelas públicas históricas que siguen existiendo en la actualidad en nuestro municipio, de un total de 83 recogidas en el «Censo de escuelas públicas históricas de Madrid (1898/1938)», y en torno a las cuales se desarrolla esta exposición. En este texto las educadoras que han llevado a cabo el proyecto nos hablan sobre la experiencia vivida.

A través de la exposición “Madrid, ciudad educadora”, los niños y niñas del Madrid del siglo XXI han podido acercarse a la historia de un terreno que les es propio pero que les viene definido por los otros: la Educación y la Escuela Pública. En Zaragotona hemos realizado esta tarea, en colaboración con la Fundación Ángel Llorca, como un reto estimulante, pero también de gran complejidad dado el recorrido histórico y los contenidos a los que nos enfrentábamos, así como los tiempos con que se contaba. Tras un intenso trabajo e investigación, diseñamos cuidadosamente un viaje con materiales de respeto, confianza, participación, acompañamiento e ilusión que dio origen a las sesiones temáticas en las que nos íbamos a embarcar. De esta manera el alumnado de 10, 11, 12 años de los centros que habían participado con el préstamo de material para configurar la exposición, arribaron al Museo dispuestos a conquistar su historia y proyectar su futuro. Durante estos meses los niños y niñas, junto con la dirección y el equipo de trabajo del Museo, sus profesores y profesoras y las educadoras de Zaragotona, han hecho suyo el Museo de Historia de Madrid. Pero además todos los visitantes han podido sumarse a ello, explorando los trabajos que los niños y niñas han realizado a modo de estandartes y en los que han colocado sus reclamas para mejorar su espacio y su tiempo educativo, completando y amplificando de ese modo la coherencia de la exposición “Madrid, ciudad educadora. Memoria de la Escuela Pública (1898/1938)”.

Primera travesía: poniéndonos en situación

Con un pensamiento infantil en el que parece que las conquistas sociales vienen dadas de manera natural, pero también en un momento convulso en que la realidad que nos rodea cuestiona algunos de los derechos básicos adquiridos con mucho esfuerzo, los niños y niñas se enfrentan a unas generaciones analfabetas, a la explotación infantil, al degradado rol de la mujer… todo ello enmarcado en un escenario mísero de finales del XIX y principios del XX que llena sus mentes de perplejidad.

Segunda travesía: planificando mejoras

Inmersos en esta realidad y antes de pasar a explorar las concreciones de la escuela graduada, esbozamos juntos la escuela pública que nos gustaría habitar. Y entonces… pone la carne de gallina la sensatez de las necesidades y demandas de la infancia, la seriedad y responsabilidad de sus propuestas como la necesidad de naturaleza, de salidas y experiencias en entornos diversos; la llamada de auxilio ante tantos deberes y cargas académicas, así como su reverso: escasez de tiempo libre y necesidad de juego. Y nos sacan los colores a los adultos con sus demandas de confianza, de cordialidad, amabilidad y de una educación más pausada, más lenta, entre otras.

Tercera travesía: recorriendo la escuela graduada

Contrastamos cómo muchas de las demandas actuales ya estaban contempladas y cubiertas en el diseño de las escuelas graduadas. El entusiasmo y las preguntas entonces se agolpan: ¿por qué no tenemos piscinas?, ¿se daban clases al aire libre?, ¿los profes comían con los niños y niñas en el comedor escolar?, ¿por qué no tenemos maquetas… se pueden tocar?, ¿por qué ahora no hacemos trabajos plásticos y artísticos como ellos?, etc.

Cuarta travesía: la guerra no es un juego

Entonces nos preguntamos ¿por qué se paró todo? Una respuesta frecuente ha sido: “porque ya estaba todo cubierto”. Pero no, alguno apunta a la guerra, y entonces la confusión entre qué guerra: la primera, la segunda, la guerra de España… planea sobre sus cabezas, y nos preguntamos cómo nos estamos enfrentando en las escuelas a la historia reciente, cómo van a poder comprender el momento en que viven y posicionarse en él con este vacío y confusión tan grande… Sentir la guerra más allá de los videojuegos, con mirada de niño, de niña. La guerra que pone la piel de gallina y les lanza a intervenciones y expresiones de emoción más allá de lo estrictamente académico; que conecta a parte del alumnado migrante con algún momento de su corta historia creándoles cierta turbación. La guerra que hay que conocer para que no se repita.

Quinta travesía: manos a la obra

Hemos de dar salida a las emociones vividas en el recorrido que acabamos de hacer. Queremos exponer a los demás nuestros deseos y necesidades, queremos que se nos oiga, queremos formar parte de la exposición y hacer llegar nuestras voces a los adultos y que las escuchen más allá de simple anécdotas más o menos enternecedoras. Construimos unos estandartes en los que, a modo de los escudos heráldicos, dividimos el espacio en los apartados necesarios para colocar nuestras armas, aquellas con las que queremos luchar para mejorar la escuela pública. Y todo ello con material reutilizado, sin grandes desembolsos, con nuestro esfuerzo: recopilando, organizando y trabajando con material donado, porque lo que pedimos no tiene que ver tanto con cuestiones económicas como con la sensatez, colaboración, escucha y esfuerzo colectivo.

Desde Zaragotona hemos intentado vivir la exposición con los niños y sus profesores, y pensamos que se ha conseguido interiorizar la emoción que suscita e, incluso, superarla y elevarla a un entusiasmo por un posible cambio. Acentuamos por tanto el valor de ser una exposición histórica que consigue alimentar la esperanza por un futuro mejor, destacando su carácter vivo y alimenticio.

Zaragotona SL: hola@zaragotona.es  

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